martes, 30 de noviembre de 2010

DUALIDAD CAMPO-CIUDAD

Soy un urbanita de pueblo, vaya contradicción, pero si, me he dado cuenta seguramente por mi trabajo, de que no soy nadie sin la ciudad gracias a que vivo en un pueblo. La perspectiva que  da viajar mucho, es que las peregrinaciones en mi caso y salvo excepciones, siempre las hago a las ciudades, donde las influencias que recibo supongo que se hacen notar en el pueblo, y viceversa. Creo que esta dualidad interna la mantengo al cincuenta por ciento. No podría vivir de forma definitiva en una ciudad, gran ciudad, ni tampoco residir de manera permanente en un pueblo, en mi pueblo. La satisfacción radica en que cuando estoy en el ámbito rural, sé que en breves espacios de tiempo, tendré que salir a retroalimentarme a la citi; al tiempo que cuando estoy disfrutando de la ciudad es porque sé, que mi referencia es el pueblo.


Me propuso mi padre salir a por setas al campo (no a por Rolex) , hace hoy dos semanas, y francamente lo pasé estupendamente con él, recogimos una muy buena cantidad de setas de invierno, solemos llamarlas así por aquí a la setas de pié azul o pié  morado típicas del otoño-invierno, en un monte cercano de Aguilar de Campoo en el que todo era propicio para el disfrute. El entorno, el frío intenso, la compañía, sobre todo la compañía; y estaba yo en estas cuando me puse a reflexionar sobre lo privilegiado que era. En menos de 10 minutos, en coche,  me había plantado con mi progenitor en una lastra cercana a Aguilar de Campoo a recoger los frutos que el campo nos da en esta época del año, como quién se dirige al huerto a recoger lo que sembró.

No cabe en una mano

 Mis pensamientos me llevaron inmediatamente a la Gran Vía de Madrid, por la que paseo muy frecuentemente, con sus humos, con sus coches, con sus gentes, con su movimiento, con sus prisas, con  sus pitidos, con sus  luminosos, con sus motos, con sus ciclistas (pocos), con su mendigos, con sus edificios y dije: ¡joder que bien se está aquí!. Sonreí enseguida, al darme cuenta de que es lo mismo que digo cuando estoy en el bullicio de la Gran Vía.
Esta reflexión no es más que una excusa para mostraros mi cosecha.


(¿No está mal eh?)

¡Salud y buena cosecha para todos!

22 comentarios:

  1. ¡Qué hermosura de setas!
    Estuve en Aguilar de Campoo hace unos años, me gustó muchísimo, como la ciudad de Palencia y la provincia en general. Era otoño y los colores de la naturaleza allí me cautivaron. En mi tierra da igual la estación, apenas hay árboles de hoja caduca.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Quizás sea eso, el privilegio de poder contar con un lugar a sabiendas que tienes a mano el otro, que puedes quedarte con lo mejor de cada sitio.
    En esa gran vía, habrá vida, pero en ese monte que nos gusta visitar (que no tanto quedarse en él) encuentras el disfrute de los sentidos, todos, y rematar con un cesto de productos autóctonos pues ya el sumum, y de paso, aliñadas y un buen vino, a una velada para no olvidar.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Una hermosa cosecha. El campo atrae, se pueden realizar muchas actividades, todas ellas perfumadas por las plantas, por el aire salutífero..., por muchas cosas. La ciudad tiene su magnetismo, hay más vida, pero... yo disfruto más en el campo.

    Un abrazo,

    Luis.

    ResponderEliminar
  4. Todos los lugares Rosa, tienen su encanto, en unos se percibe más determinadas épocas del año, pero de todos hay algo que verdaderamente te cautiva. Gracias por tu visita tanto a mi tierra física como virtual. Un saludo.

    Efectivamente, Juan, es a esa la conclusión a la que he llegado, disfruto de ambos ambientes, porque ambos los tengo muy a mano. Un abrazo.

    Creo Luis, que si tuviese que elegir también elegiría el campo, me identifico con más con lo rural. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Te entiendo muy bien :) Durante mucho tiempo me pregunté si esa pena horrible que me daba hacer las maletas en verano para irme al pueblo y que sólo tenía comparanza con la que me daba hacerlas para volverme en octubre no era síntoma de un desequilibrio ;)
    A mi me gusta mucho ser de pueblo, muchísimo, pero supongo que me gusta tanto porque puedo elegir cuando voy y cuando vengo...bueno, solía poder, ahora con los críos pequeños pues se complican las cosas y siempre me quedo pensando como lo hacía mi madre para enviarnos a los internados para un mes más o menos con una maleta y yo tengo que fletar un camión para pasar un fin de semana... pero ya aprenderé :)

    ¡Que pinta más buena tienen esas setas!

    Un beso

    ResponderEliminar
  6. Pues no, Marce: no está nada mal la cosecha! Ahora nos tienes que enseñar los platos que montasteis con ellas!
    La dualidad... el 50% quizás sería el ideal. Yo soy urbanita de cuna y de pueblo por decisión. No, no quiero renunciar del todo a la ciudad -tampoco puedo - Pero, la verdad, cada vez me cuesta más encontrarle el encanto. Me agobia enseguida, sobre todo ciudades enormes como Madrid donde es imposible llegar al "campo" en diez minutos.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  7. Yo he vivío durante unos años en un pueblo costero, que en invierno se quedaba desierto, y echaba de menos el lío de la ciudad. Ahora me pasa lo contrario, y necesito escaparme de vez en cuando con mi Fuensanta a una isla desierta o incluso a la luna. Es lo bueno que tiene ser personajes de viñeta.

    Y hablando de personajes: al coger esas setas, ¿tú has pensao en la cantidad de pitufos a los que habrás dejao sin casa?

    ResponderEliminar
  8. Umm, qué ricas las setas, Marce. Además con lo buen cocinero que eres, seguro que las preparas para chuparse los dedos. A mi me gustan al ajillo. Cuando era pequeña iba con mi abuela, la que tú conoces, a buscar setas de cardo... Pero aquí me temo que no se da mucho y el resto no las conozco, así que no me atrevo a cogerlas. Por cierto, que las fotos son preciosas también. Abrazos ;-)

    ResponderEliminar
  9. Es cierto Alma, que pena tan grande suponía hacer esas maletas, que frustración e impotencia no poder resolver ese falso desequilibrio de alguna manera rápida...
    Lo de los viajes con hijos, eso ya es otra historia, la economía en baúles y maletas es la asignatura que tenemos pendiente, por lo menos mi generación, los del 63, yo con una hija tenía que añadir un carro de caza atrás en el coche, ja,ja.
    Me gustaría poder invitaros a unos revueltillos y unas setas al ajillo...pero. Besos

    ResponderEliminar
  10. Es cierto Xibeliuss, creo que soporto mejor las temporadas más largas en el campo, que en la ciudad, aunque como nunca he tenido que estar larguísimos períodos en la urbe, se me llena la boca con el 50%, realmente no sea esa la proporción real.
    Soy bastante práctico en la cocina, con las setas, las hago al ajillo, como la decía a Alma, y luego las utilizo como guarnición, revueltos, pescados....bon apetit. Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  11. No Fuensanta y Antón, antes de cortar la seta, llamo a ver si hay alguien y sólo recojo las que están deshabitadas de pitufos, ja,ja.
    ¡Qué suerte tenéis de poder viajar allá donde os apetezca¡, o ¿es donde le apetezca a José Angel?. Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
  12. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  13. Mira Carzum, a ti te puedo invitar a una racioncilla que te tengo muy a mano. A ver si no se me olvida y te llevo una pequeña fiambrera para que las pruebes.
    Y, por cierto, sí hay setas de cardo por nuestra tierra y concretamente por tu pueblo, a ver si tenemos una tarde, el próximo año vamos a setas de cardo ¿vale?. Un beso

    ResponderEliminar
  14. Buena cosecha Marce. El día se dió bien.
    Saber apreciar lo bueno de cada sitio es un privilegio. El viajar hace que veamos otros lugares y ver las diferencias.
    Es una suerte ser capaz de disfrutar lo mejor de cada sitio.
    A mi me gusta la ciudad pero con salidas cortas al campo. Soy más de ciudad.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Lo de las salidas, y a tenor de tu blog Lito, damos fe de ello, ja,ja.
    Si creo que somos unos privilegiados.Un abrazo

    ResponderEliminar
  16. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  17. El año pasado fui con mi hermano y mi cuñado a un pinar un poco más allá de Alar y cogimos un cesto cada uno. Estaban de ricas. Este año creo que está acotado.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Por esta zona Tejón, en pueblos limítrofes de Palencia-Burgos, se ven cada vez más carteles de acotado. Sí, la verdad es que esta variedadd de seta, es bastante resultona y de sabor intenso. Un abrazo

    ResponderEliminar
  19. Haces bien en ser un urbanita de pueblo.Magnificas setas que bien cocinadas tiene que estar estupendas.Son comestibles???
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  20. Si, José Manuel, son comestibles y muy,muy ricas. Un abrazo, y me alegro mucho de vete por aquí.

    ResponderEliminar
  21. en la foto están preciosas.Cocinadas divinas de la muerte.Un beso.

    ResponderEliminar
  22. Ay mi niña como me hace la pelota¡, ja,aja.Un beso

    ResponderEliminar